martes, 1 de junio de 2010

Nuestro pan de cada día.

Hace diez días que los familiares de 4 policías esperan dolorosamente se les devuelva los cadáveres de padres, hijos y esposos policías que como dijo el Defensor del Pueblo: "se encontraban en el momento, lugar y día equivocado...". El sábado estos policías por órdenes superiores viajaron en delegación a la comunidad de Uncía - Potosí, porque se había reportado el robo de autos y la comercialización de los mismos se realizaba en este lugar, no se supo nada más de ellos hasta hoy solo se tiene especulaciones y falsas esperanzas de encontrarlos con vida, pese a las declaraciones sin sangre en la cara de los "respetados" Ayllus de las comunidades que dicen que los lincharon porque extorsionaban a contrabandistas de autos que trabajan por la zona.
He estado preguntándome toda la noche en que momento nuestro pueblo perdió la noción de el respeto a la vida humana, ahora nos creemos dioses con autoridad para decidir quién debe morir y quien no, cada año se nos hace menos extraño escuchar que alguna comunidad originaria hizo justicia por mano propia y mato, quemo y lincho a personas, hermanos bolivianos. ¿Que nos está pasando? es que acaso nos está ganando el instinto de supervivencia animal, o del más fuerte al mas débil, para tomar estas decisiones, y aún así ni si quiera arrepentirnos por estos actos, al contrario torturar a niños, esposas y viudas desamparadas que solo piden enterrar a sus muertos. Creo que en la vida tenemos que tener cuidado de creernos todo poderosos porque existe una justicia que es mayor a la comunitaria o de algún ayllu, la justicia de Dios, considero que cada acto que presenciamos en la vida nos puede ayudar a sacar una lección de vida, me quedo con el amor de aquellas esposas (viudas actualmente) que piden entrar a rescatar los cuerpos de sus esposos de rodillas sin pedir justicia para sus victimarios, me quedo con ese amor sin odio ni rencor que ellas expresan.
Cada uno de nosotros puede escoger quedarse en cada tiempo de la historia con la lección de un personaje yo escojo una vez más es el amor, y el perdón, aunque en Bolivia existan más personas que quieran seguir arrastrando la sangre derramada en la historia.

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